lunes, 15 de diciembre de 2014

Porque la gente no quiere vacunar a sus hijos 

Existen filosofías que pretenden que de la salud cuidan las energías positivas de la madre tierra, fenómenos físico-químicos desconocidos, o que la enfermedad es un desequilibrio vital que se encara de forma “holística” potenciando psíquicamente el proceso de autocuración. Muy relacionadas con estas ideas tenemos las llamadas “medicinas alternativas” que viven un momento de esplendor. La mayoría de ellas tienen una larga historia y han corrido paralelas a la medicina más o menos establecida. Esto no era tan extravagante puesto que el término “arte de Galeno” –en lo que tenía de “arte” como aproximación apriorística y puro ensayo y error– ha calificado la medicina “oficial” hasta hace poco. Lo que resulta extraordinario es la explosión que estas prácticas han experimentado en los últimos veinte años cuando precisamente una mejor compresión de la importancia del método científico está favoreciendo una medicina cada vez más basada en las pruebas (en la “evidencia” si se traduce directamente el término inglés). Sin embargo, se da la situación paradójica de que por una mezcla de intereses ideológicos y crematísticos incluso universidades de países avanzados estén ofreciendo cursos y licenciaturas en paraciencias y supercherías cuando el objetivo de la universidad en los viejos tiempos era, como recordaba en la revista Nature David Colquhoun, del Departmento de Farmacología del University College de Londres, “la búsqueda de la verdad”. La creación de una cátedra de homeopatía en la Universidad de Zaragoza o la programación por parte de la UNED de tres cursos de máster en los que se enseñan pseudociencias son pruebas de ello en nuestro país. En este clima florece el delirio. Así que no es extraño el avance de los movimientos antivacunas y que se les ceda espacio en los medios de comunicación para que puedan exponer sus “argumentos” con tanto respeto como los de cualquiera. Sobre todo de la ciencia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario